sábado, 28 de febrero de 2009


Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

Todo sucederá. Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mi podrá apagarse
la llama de tu amor.